martes, 28 de junio de 2011

Un recuerdo 18,2011. Adiós.

Un latido marcado, sin ritmo acelerado, pero marcado. Que atraviesa el pulmón, tres costillas, el pecho y el pezón. Ya lo sabe, está aceptado, pero hay que oírlo, no hay necesidad, pero hay que oírlo. Y lo oye, lo escucha. Una voz inesperada, una cara familiar, que nunca había visto, jamás. No se derrumba, sabe lo que tiene que hacer, corre a paso lento, decidido. Y se ve diciendo lo que antes escuchó.
No duele, sólo está, ahí, dentro.
Pasos, es él. Una silla deja de sentir calor, camina. El peso de otra persona aplasta el suyo, y se ve fuerte, y se siente orgullosa. Una nueva figura en ella. Unas llaves, un motor, un camino.
Una carretera, un parque, una lágrima. Aguanta.
Sol...campo...flores...tierra...verja.

Ascensor, piso 13, puerta. Paredes blancas, esquina, pasillo, esquina, silencio, puerta, silencio, gente, familia. Un latido, pumpum, dos latidos, hola, pumpum, tres latidos, pum...abrazo...pum, cuatro latidos.

Valor, ¿valor?, seguridad, lo normal, puerta, pasillo, enfermeras, un llanto callado. La puerta, una cama, cortina, tras la cortina: LUZ. Ella, ella, él, ella, hola a todos, él.
Un latido, pumpum.... ¿?....nada. Sonrisa, es él, está, él. Una caricia, dos, tres, sonrisa, cuatro, es él, sigue ahí.
Sigue ahí.
Sigue ahí.
Se le llevan, otra prueba, no, ninguna más.
Lloran, no hay más, nada más.

Te ves venir, no es tuyo, pero está en tí, pero no es tuyo. Sale, no es tuyo, rabia, no eres tú. No quiero drogas. Y sale. Falta alguien. Y es normal, no hay nada más.
Coche, más coches, otro coche. San Isidro. Pradera, sin gente, convertida en parque, vacío.
Y está ahí, sigue ahí, no se ha ido.
Noche.
Sigue ahí, está ahí. Amigos. Gente, mucha gente, demasiada, que se vayan. Sigue ahí.
Contenida, explota, un golpe en el cristal, diez golpes sobre tí, no eres tú. Reproches, calma conocida inesperada.

Y se va.
Coches, más coches, el coche... SIGUE AHÍ, ESTÁ AHÍ, MÍRALE!. Se va.
Campo, montaña, muro, verja. HA VUELTO, es...él...está...ahí. Sol, mucho sol. Calor...frío...está...ahí.
Tierra, palas, flor, tierra, corre, flor, cuerdas. Tierra, tierra, tierra, tierra, BASTA!.
Piedra, palanca, despacio, demasiado despacio, BASTA!, me ahogo, te ahogas, me ahogo, te ahogas... te...ahogas...te ahogas... me ahogo. Adiós...¿?...¿?...¿¿¿¿????. ¡¿NO?!

Mano sin fuerzas sostiene flor delicada recién arrancada, es decir, muerta. Pies arrítmicos que un día bailaron... pero ya no. Pisas sin querer un apellido que vive, seguido de un nombre muerto. Piedras olvidadas. Recargamiento de santos, fotos curiosas. Pero todo se ve blanco. Gafas de sol, una lágrima en la mejilla, dos en la barbilla, dieciocho esperan en el corazón. Zarajos dentro de tí. Una voz. Dos voces. Un grito. Muda. Un hoyo, tierra, dos palas, una piedra, una caja. ¿Dónde está? Sabes dónde debería estar. Habla, hazte oír. Quieres y no puedes, te ayudan, y la flor cae dentro. Ceño fruncido, morros fruncidos.

Y se quedó para siempe, seca, con asombro, sin entender nada.