domingo, 18 de septiembre de 2011

Entre las dos hojas en blanco del final del cuento, justo antes de la tapa.

Pérdoname si ahora prefiero no pensar en tí, pensar que en que te conocí y creer que eran más bonitas las flores de tu camino. No supe apreciar el cielo azul que había detrás de tu cara, ahora sólo quedan nubes que me recuerdan que es casi invierno. Y empieza a hacer frío, pienso en algo cálido, algo que me de su abrigo... y otra vez tú. Tú y tus manos, tú y tus brazos, tu pecho, tu ombligo, mi espalda... y un escalofrío que me recuerda que de eso ahora nada, que ahora toca olvidar y seguir adelante.
Pero actúo como un perro con un collar de castigo delante de un plato de comida del que le han dado a probar, pero ahora no es hora de comer.

Mejor me rindo, agacho la cabeza y encuentro a mis manos, veo a su lado el fantasma de las tuyas que me agarran, estiran mi brazo y forman un arco, tan alto como el de un castillo. Me acercas a tí y consigues que pase por debajo: ahora soy tu princesa, de diadema tu sonrisa, con tus dos ojos de diamantes. Pero alguien grita "¡cambio de pareja!" y pierdo a mi príncipe y tú a tu princesa.
Me encierro lejos, en mi torre, desde aquí las palomas mensajeras no conocen tu nombre. Por eso, permíteme odiarte, porque no coges tu caballo y vienes a rescatarme, cumples tus promesas y me llevas lejos, donde tú puedas gritar y yo quererte sin pensar, dejar de ser y ser feliz.

Pero tranquilo, todo esto es imposible, por eso lo escribo, yo sólo puedo quererte y que estés conmigo, para que me cuentes tu cuento, seguro que es bonito, como todo lo que haces y lo que yo me imagino.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Monica se desahoga de nuevo.


Hay que vacíar la papelera, tiene demasiadas cosas dentro. Y no todo es basura, parece que quienes tiraron todo eso no sabían reciclar. Es tanto lo que contiene que todo junto parece una maraña, una bola de cosas sin sentido. No trates de buscar la lógica, no tiene razón de ser, es una maraña, y mucho menos intentes deshacer el nudo, es completamente imposible; alguien quiso intentarlo más de una vez, pero está demostrado, lo cojas por donde lo cojas, es imposible.



-Lo necesito, necesito acabar con esto, demasiadas cosas malas, y no se compensa con las 4 cosas buenas.
Cuando parece que todo va a ir bien, que has encontrado el motivo de tu felicidad, todo se desarma. Y es que tengo que dejar de imaginarme momentos felices, de pensar que todo irá bien, porque no siempre es así. A veces el destino puede contigo. También tengo que dejar de pensar en el destino.
   Si ya lo dice la gente: no es oro todo lo que reluce. Pero el problema es que en verdad nada relucía, era yo que me lo imaginaba.
Como cuando pensé que tus ojos brillaban cada vez que hablabas conmigo, cada vez que me mirabas; para nada, en verdad era el reflejo de los míos. Como cuando pensé que esa muestra de interés hacia mi día a día significaba que querías seguir adelante, seguir al día, seguir viviendo; ni mucho menos, era la necesidad de saber una última noticia, de dejar un bonito recuerdo, de despedirte, por cumplir. O como cuando pensé que dominaba mi vida, que podía hacer lo que quisiera, porque nadie me lo iba a reprochar; pero no me dí cuenta de que eso significaba utilizar a los demás para mi propia saisfacción y eso, eso es pecado.

Así pues, me he cansado de cometer tantos errores, creo que ya he madurado lo suficiente por ahora, prefiero seguir con mi inocencia y no aprender a base de palos, no más. Siento que tengo que empezar algo nuevo, algo bueno, que borre todo lo anterior, o que por lo menos lo difumine, o que tenga tanta carga positiva que me haga ver todo esto como un bonito recuerdo de mi inmadurez.

Parece que al final no me até bien los cordones, me tropecé y caí de boca contra el suelo. Pero al menos eso me ha servido para librarme de correr, todos sabemos que nunca me ha gustado correr.