Me acostumbré a vivir pendiente de todo, pero cuando todo se oxida se rompe la cadena y caes al suelo.
Todos me advirtieron, pero nadie me enseñó a sostenerme por mí misma, en lugar de ir colgada de eslavón en eslavón. Me fuí a lo cómodo, al dejarse llevar, al agarrarme a los que aseguraban ser más fuertes. Pero por muy fuerte que se sea, si llueve te mojas, y si te mojas te oxidas. Y para eso no hace falta saber mucho de ciencias. Basta con el sentido común, y dónde mejor se aprende es en el campo.
Me acostumbré a ver siempre lo positivo en las cosas cercanas y lo negativo en las más lejanas. Pero, aún así, conseguí ver lo positivo incluso en lo lejano. Y esque cuando la vida te sonríe, lo hace con cara de niño. Y así es imposible apreciar lo negativo. Todo torna a positivo e incluso optas por inventártelo.
Y de tanta carga positiva acabaré estallando. ¿Por qué lo sé?, porque lo he visto. De echo... no todos los eslavones se rompen por oxidación. Los más fuertes consiguen cubrirse de la lluvia, de capota el corazón.
Aunque quizás yo no estalle, ni me oxide, ni ceda... No soy un eslavón. Entonces... solo queda esperar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario