Pérdoname si ahora prefiero no pensar en tí, pensar que en que te conocí y creer que eran más bonitas las flores de tu camino. No supe apreciar el cielo azul que había detrás de tu cara, ahora sólo quedan nubes que me recuerdan que es casi invierno. Y empieza a hacer frío, pienso en algo cálido, algo que me de su abrigo... y otra vez tú. Tú y tus manos, tú y tus brazos, tu pecho, tu ombligo, mi espalda... y un escalofrío que me recuerda que de eso ahora nada, que ahora toca olvidar y seguir adelante.
Pero actúo como un perro con un collar de castigo delante de un plato de comida del que le han dado a probar, pero ahora no es hora de comer.
Mejor me rindo, agacho la cabeza y encuentro a mis manos, veo a su lado el fantasma de las tuyas que me agarran, estiran mi brazo y forman un arco, tan alto como el de un castillo. Me acercas a tí y consigues que pase por debajo: ahora soy tu princesa, de diadema tu sonrisa, con tus dos ojos de diamantes. Pero alguien grita "¡cambio de pareja!" y pierdo a mi príncipe y tú a tu princesa.
Me encierro lejos, en mi torre, desde aquí las palomas mensajeras no conocen tu nombre. Por eso, permíteme odiarte, porque no coges tu caballo y vienes a rescatarme, cumples tus promesas y me llevas lejos, donde tú puedas gritar y yo quererte sin pensar, dejar de ser y ser feliz.
Pero tranquilo, todo esto es imposible, por eso lo escribo, yo sólo puedo quererte y que estés conmigo, para que me cuentes tu cuento, seguro que es bonito, como todo lo que haces y lo que yo me imagino.
Que grande eres Solete (L) me encanta como escribes, no hace falta decir que vales mucho.
ResponderEliminarTQ