Salí a dar una vuelta de noche, y caminando a lo tonto, llegué al sitio en el que nada es perfecto a tu lado. Donde el color de tus ojos confunde el límite entre el cielo y la Tierra. Donde puedo rozar tus mano y tú acariciarme la cara. Donde tus pestañeos marcan los segundos, y los míos hacen contratiempo. Donde la estupidez está a la orden del día, y los días duran tanto como mis carcajadas.
Pero baja la marea, se enciende la luz,
ya veo la Tierra, y ya no estas tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario